19/12/13

Josip Šimunić: sanción por la patria

La selección de fútbol de Croacia ha saltado a la palestra esta semana. Por desgracia, no se debe a causas futbolísticas, ni tampoco a nada relacionado con sus mejores jugadores: los Modrić, Rakitić , Mandžukić, etc. El responsable de que se esté hablando de la selección de Croacia es Josip Šimunić; la causa, unos cánticos nazis, "conducta discriminatoria" según la FIFA. El jugador croata deberá cumplir diez partidos de sanción, por lo que se perderá el Mundial de Brasil en su totalidad y varios partidos internacionales más, según la ronda en la que caiga eliminada su selección. Además, deberá pagar una multa de cerca de 25.000 euros.

No es tan mediático como alguno de sus compañeros, pero sí un jugador muy apreciado en Croacia. Hijo de inmigrantes croatas en Bosnia, Šimunić nació en Canberra (Australia), fruto de la diáspora del pueblo croata. Esta misma historia la vivieron algunos otros futbolistas de mismo origen balcánico como Mark Viduka -en su día jugador del Middlesbrough que jugó la final de la UEFA contra el Sevilla en 2006- o Željko Kalac -portero de 2,10 m. que defendió, entre otras, la portería del AC Milan-. Pero estos dos jugadores optaron por la selección australiana, mientras que Josip Šimunić prefirió representar a su país de origen, Croacia.

Tras obtener la doble nacionalidad en octubre de 2001, Šimunić debutó en un amistoso frente a Corea del Sur. No disputó ninguno de los partidos de la fase de clasificación para el Mundial de Corea y Japón, pero entró en la convocatoria para la fase final por la lesión de un compañero y, de hecho, disputó los tres partidos de la fase de grupos tras la que Croacia caería eliminada. Desde entonces, ha sido un fijo en la selección, jugando también la Eurocopa de 2004, el Mundial de 2006 y la Eurocopa de 2008, pues en la de 2012 estuvo pero no llegó a jugar ni un minuto. Todo esto le ha valido a Josip Šimunić para ser el tercer jugador con más apariciones internacionales con su país, en una lista que encabeza Darijo Srna -capitán del Shakhtar Donetsk, equipo del que hablé hace poco (ver artículo)-.

En 2006, Šimunić recibió tres tarjetas amarillas en un mismo partido

No es la primera vez que Šimunić es protagonista actuando con la camiseta ajedrezada. El hoy jugador del Dinamo de Zagreb puede presumir de haber seguido disputando un partido después de haber recibido dos tarjetas amarillas. Fue en el Mundial de Alemania 2006, precisamente contra su Australia natal. Sin embargo, el bueno de Šimunić no quedó satisfecho con las dos tarjetas y buscó la tercera, la de la vencida, que sí que le supondría la expulsión. Graham Poll, colegiado inglés que arbitró este encuentro, decidió no pitar más partidos internacionales después de este error.

Hace apenas unos meses, en el Serbia-Croacia de la fase de clasificación para el Mundial, Šimunić también tuvo cierta cota de protagonismo. En ese partido, en el que había más soldados alrededor del terreno de juego que futbolistas dentro de él, Šimunić vio la tarjeta roja. Era el minuto 80, con 1-1 en el marcador, y el croata decidió parar una peligrosa contra rival así:



Serbia-Croacia: de las gradas al campo de batalla

La rivalidad entre estos dos países es de sobra conocida y el fútbol es uno de los ambientes donde se manifiesta con más fuerza. De hecho, hay quien defiende que la guerra entre Serbia y Croacia estalló definitivamente el 13 de mayo de 1990, tras el clásico de la antigua Yugoslavia entre el Dinamo de Zagreb y el Estrella Roja de Belgrado. Una placa a la entrada del estadio Maksimir de Zagreb, donde se disputó el partido, representa a aficionados croatas transformándose en soldados, con una inscripción que reza: "Para los seguidores del equipo, que comenzaron la guerra con Serbia en este estadio el 13 de mayo de 1990". Dicho partido acabó en una multitudinaria pelea entre hinchas de uno y otro equipo y con la policía federal yugoslava, controlada por los serbios, ensañándose con los aficionados del equipo croata. Este día, el fútbol nos dejó una imagen para la historia: la patada del croata Boban a un policía. El jugador -que más tarde tendría una exitosa carrera en el AC Milan- reaccionó así al ver como el policía linchaba a un aficionado del Dinamo.


Los cerca de 3.000 hinchas del Estrella Roja desplazados a Zagreb aquel día estaban liderados por Zeljko Ranatovic, más conocido como Arkan, líder paramilitar serbio ya fallecido, que fue acusado de varios crímenes de guerra durante estas Guerras Yugoslavas de los 90.

El historial de Šimunić se volvió a manchar hace tan solo un mes. Fue tras el partido de vuelta entre Croacia e Islandia de la repesca para Brasil 2014, disputado en el estadio Maksimir, que le dio el pase al Mundial a los croatas. Durante la celebración en el campo, Šimunić cogió el micrófono y se dirigió a sus aficionados: "¡Za dom!", a lo que la grada respondió: "¡Spremni!", que viene a decir algo así como: "Por la patria, listos", a priori nada fuera de lo normal. Sin embargo, este "Za dom spremni" fue utilizado por la Ustaše, una organización terrorista croata cuyo fin era la independencia de Croacia. Este grupo lideró el Estado Independiente Croata entre 1941 y 1945, un protectorado de la Alemania de Hitler donde fueron asesinados decenas de miles de judíos, serbios, gitanos y disidentes políticos. No es de extrañar entonces que la FIFA considere este saludo discriminatorio y ofensivo para la dignidad de un grupo de personas por razón de su raza, religión o lugar de nacimiento.



Šimunić vio la Eurocopa de 2012 desde el banquillo. Sin embargo, el Mundial lo vivirá desde otra perspectiva; en esos diez partidos, el croata tiene incluso prohibido el acceso a los estadios. Éste es Josip Šimunić: sancionado, por la patria.






12/12/13

Shakhtar Donetsk: acercando a Europa la región prorrusa

El invierno en Ucrania pinta duro. Y no, no por el frío. Europa o Rusia, ése es el dilema. El país está dividido entre los que quieren desvincularse de la dependencia de Rusia, con vistas a formar parte de la Unión Europea, y aquellos que no ven con buenos ojos esa europeización. Esta división se refleja también en el aspecto geográfico: el europeísmo está presente en el centro y el oeste del país, con la capital Kiev como máximo exponente, mientras que la zona este y sur de Ucrania –centro industrial y minero- es territorio prorruso.

Donbass es una de esas regiones del este a favor de Rusia, conocida por su industria y su minería, y en la que se encuentra la ciudad de Donetsk. Ésta es la ciudad que vio nacer a dos grandes protagonistas de la actualidad del país: Viktor Yanukóvich -presidente de Ucrania- y Rinat Ajmétov –presidente del Shakhtar Donetsk-. Este Ajmétov fue declarado hombre más rico de Europa en 2008, gracias al control que ejerce sobre la mayor parte de la industria metalúrgica de la región de Donbass. Sin embargo, hay quien lo relaciona con la mafia y con un grupo terrorista que dirigía Akhat Bragin, el que fuera presidente del Shakhtar Donetsk hasta que, en 1995, una bomba que estalló en el estadio durante el Shakhat-Tavria acabara con su vida. Ajmétov tomó entonces las riendas del club, que desde ese momento no ha parado de crecer. Ha sido y sigue siendo uno de los principales apoyos económicos del Partido de las Regiones que lidera el presidente Viktor Yanukóvich, aunque dicen que su relación se enfrió desde que éste llegara al poder del país, pues desde ese momento los grupos empresariales de ambos han mantenido una fuerte rivalidad económica. Pese a ello, hay algo que todavía los mantiene unidos: su pasión por el Shakhtar Donetsk. El jefe de Gobierno de Ucrania es un habitual del palco que preside Rinat Ajmétov.

El Shakhtar es un emblema de la lucha contra “la otra Ucrania”

Este club de Donetsk está vinculado a la cultura industrial y prorrusa de la región de Donbass –que da nombre al estadio del equipo- y un emblema de la lucha contra los capitalinos de Kiev. Con ocho títulos ligueros, es el segundo equipo más laureado del país, precisamente después del Dinamo de Kiev, que acumula trece. Todos los títulos que el Shakhtar ha ganado en Ucrania –ya había ganado alguno durante la época soviética- han llegado con Ajmétov como presidente, ganando también bajo su mandato la Copa de la UEFA de 2009.

Es paradójico que el equipo puntero de esta región tan cercana a Rusia –en lo geográfico y en lo económico- sea la mayor referencia del país a nivel europeo. Es también curioso que el equipo de esta ciudad de Donetsk –tan en contra del aperturismo y donde la mayor parte de la población es rusa- tenga diez brasileños en su plantilla y un total de catorce extranjeros. Entre las principales ligas europeas, la  ucraniana es la segunda con mayor porcentaje de jugadores nacionales, sólo después de la Eredivisie holandesa. Otra muestra más del hermetismo que hay en el fútbol ucraniano es que todos los jugadores que entraron en la última convocatoria de la selección para disputar la repesca contra Francia jugaban en la liga nacional. Es por esto que llama la atención este contraste entre la población de la ciudad, de mayoría rusa y opuesta a la Unión Europea, y su equipo, plagado de extranjeros y centrado en las competiciones continentales.

Como si del Telón de Acero se tratase, la división entre defensa y ataque en el Shakhtar separa lo nacional de lo foráneo. Según la web del club, la primera plantilla está compuesta por 30 jugadores. Entre porteros y defensas suman 15, siendo 13 ucranianos y sólo dos extranjeros: el lateral croata Srna, capitán y jugador fundamental en los planes del entrenador Lucescu, y el brasileño Ismaily, lateral izquierdo suplente. Atravesamos ese Telón de Acero y llegamos a la zona de ataque, donde hay otros 15 jugadores. Aquí la excepción son los ucranianos, ya que apenas hay tres y se podría decir que tan sólo el mediocentro Stepanenko es de los habituales en el equipo. Es aquí donde mayor peso toman los brasileños, que ocupan todo el frente de ataque, exceptuando la posición de medio más posicional, donde Stepanenko y el checo Hübschman se reparten los minutos. 

Once con los jugadores más habituales 

Tras caer derrotado el martes pasado en Manchester, el Shakhtar ha quedado eliminado de la Champions League, por lo que el sueño de su presidente Ajmétov de levantar la Orejona tendrá que esperar. A golpe de talonario, seguirá luchando para alcanzar ese sueño, sin importarle llenar su equipo de jugadores extranjeros. Muchos en Donetsk soñarán con ver sólo ucranianos y rusos en su campo cada noche de Champions, pero de momento, esta apertura hacia el producto foráneo es lo que ha favorecido que el equipo se de a conocer en Europa. El Shakhtar, con todos sus extranjeros, ha puesto a Donetsk en el mapa, aunque a muchos en la ciudad les pese.